En 2021, los "datos personales" son cualquier cosa menos "personales", así lo señala Claudia Rincón Pérez, CEO de Factoría IT. No somos propietarios de nuestros datos personales y tenemos un control limitado sobre lo que les sucede. Actualmente, la responsabilidad de cómo usar, proteger, vender y aprovechar nuestros datos personales recae en las grandes empresas e instituciones gubernamentales.
Es bien sabido que cuando nos registramos en cualquiera de las plataformas digitales gigantes (Facebook, Google, etc.) obtenemos el uso gratuito de un producto a cambio de sus datos. Se nos presenta un formulario (largo) de Términos y condiciones y felizmente hacemos clic en el botón "Acepto" sin pensarlo dos veces.
Solía ser que quienquiera que tuviera los hilos del bolso, tenía el poder. Pero en el mundo actual, el poder está en manos de quienes controlan los datos. Existe una creciente crisis de confianza en la tecnología y la seguridad de los datos personales está en el centro de esto.
El modelo de propiedad corporativa de los datos personales representa una enorme y cada vez mayor pérdida de libertad. Rincón Pérez refiere que la cuestión de la propiedad de los datos es un problema urgente que la sociedad debe abordar antes de caer dormida en una situación que se vuelve irreversible.
Ahora es el momento de que los líderes tecnológicos se pongan de pie y se pregunten cómo podemos trabajar juntos para mitigar el riesgo para el público. ¿Y cómo podemos impulsar un cambio social positivo?
Al igual que con cualquier tendencia emergente a gran escala, vale la pena adelantarse a la curva. De la misma manera que las cuestiones éticas (comercio justo, inclusión, sostenibilidad) se han convertido en "insignias de honor" para las empresas, una mayor transparencia sobre el uso ético de los datos personales parece convertirse en la "próxima gran cosa".